02 Jan
02Jan

Netflix ya no solo triunfo en el territorio americano, sino que además los europeos los tiene muy conquistados. En mucho de los países importantes han empezado a salir obras originales, como en España el drama romántico “Las Chicas del Cable”. Para empezar a comentaros sobre lo nuevo que he visto, nos tenemos que ir a Alemania, en el lugar donde se ha creado algo que ni la plataforma ha conseguido asimilar. Un producto que ha roto la barrera de las producciones convencionales en series, y encima viniendo de Europa. Pero esto es Alemania; las barbaridades no tienen límites y aquí los límites los pone el ingenio.


Es importante ahora convenceros primero de que evitéis los prejuicios que tanto perjudican a algunas obras. Al ver los parecidos tan similares comparando dos películas o series, viendo la sinopsis primeramente, la mayoría se echa atrás pensando que lo que le proponen como producto “nuevo” ya lo ha visto antes, como una especie de “Dejá Vu”. Y piensan que para que volver a ver lo mismo y perder mi valioso tiempo. Y de este problema nace el primer gran acierto como serie de Dark.


Todos asociaron al momento Dark con Stranger Things, viendo como los comerciales mostraban el misterio en un pueblo llamado Winden  (Hawkins es el pueblo en Stranger Things”), con desapariciones de niños (lo mismo en Stranger Things), en un sitio donde parece ser que todos los habitantes se conocen. Os entiendo, se parece demasiado. Yo también pensaba lo mismo, pero algo intrigante me atraía viendo su diseño tan nórdico, una fotografía tan grisácea que llega en algunos momentos a apagar cualquier rayo de luz. El primer capítulo aviso que seguirá sembrando vuestras amargas dudas. Cuando la serie te pone en el contexto, mostrando los lugares que resultarán de interés durante la trama, muchas similitudes encuentras, con cosas vistas y almacenadas en tu memoria cinéfila. La central nuclear es un centro de misterio, al igual que en la serie española “La Zona” o el laboratorio en “Stranger Things”. Cuando uno de los protagonistas va con su bicicleta y como la cámara enseña los alrededores (un bosque con árboles gigantescos), se crea una sensación en ti de impaciencia contra lo que consideras tópico y ya visto. Pero ten paciencia, porque las cosas van a cambiar, pegando un giro a tus expectativas tan grandes que te dejaran sin cuello.

Los creadores hicieron estos parecidos para atraer a los curiosos, para atraparlos y no dejarlos salir del misterioso y peligroso pueblo de Winden. Esa cueva va a enredar a todas tus neuronas y dejará a tu cerebro sin el oxigeno suficiente para poder reflexionar con la trama tan visionaria y tan LOCA, engendrada por Baran bo Odar y Jantje Friese, cineastas desconocidos para mí.


No quiero decir nada que pueda perjudicar vuestras sorpresas, nada que os haga adivinar por donde van los tiros. Solo diré que sus constantes paradojas literalmente explotaran tu cabeza, y cuando no entiendas nada tu curiosidad dará por ti el botón del siguiente capítulo, y asi sucesivamente. La serie se habrá acabado cuando vuelvas a tener el control completo de tu cuerpo. El ritmo tan frenético que lleva encima la serie, con sus giros e impresionantes revelaciones no harán más que mantenerte adicto. ¿Y por qué es tan adicta una especie de copia de Stranger Things? Espera y veras. Seguro que dirás en un futuro no muy cercano a tres días que esto es una copia.


Es verdad que para ver esta serie necesitas de tu cabeza, tu concentración a cada rato para no perderte y no desesperarte, porque la cantidad de personajes que encontraremos aquí será para golpearte un par de veces contra la mesa. Por eso recomiendo algo el cual puede sonar estúpido: tomar apuntes y hacer como una especie de árbol genealógico. Lo recomienda un tío que no hizo lo mismo cuando lo vio y lo acabaron pagando mis pobres neuronas. Este planteamiento con un cast tan extenso lo hacen pocas series, y encima que lo hagan bien. Aquí ninguno es protagonista, todos tienen su minuto de gloria y su desarrollo.




Es una serie tan grande y tan ambiciosa en su premisa, que cuando se va desarrollando se enreda sin querer en el afán de liarnos más y más. Dark es al final una zapatilla la cual se hacen tantos nudos en los cordones  que resulta casi imposible desenredarlos. Al final se le va un poco, perdiendo incluso el rumbo que tomó en el piloto.

No diré nada más sobre ella. Solo una última cosa: véanla. Porque lo último que dirán y pensarán es que se arrepintieron. Gracias Netflix por darle la oportunidad a artistas con ideas geniales.

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