Para un fan de Star Wars, un nuevo episodio significa todo. Significa disfrutar de tu saga favorita; sus naves espaciales, batallas, sables láser, personajes que son capaces de salir de la pantalla para llegar a convertirse en una parte de ti. Y como no, una ocasión especial, de estar con tus mejores amigos, recordar viejos tiempos y vivir unos nuevos. Todo esto engloba en una burbuja de sentimentalismo, pasión y locura, que muchas de las veces tiende a pasarse al lado oscuro, la decepción y desesperación.
Actualmente esto pasa demasiado para nuestra desgracia. Y ya no es hablando de Star Wars, porque lo comentamos al igual en las franquicias de comics de superhéroes o las películas de animación japonesa, las cuales reúnen a un número extenso de fans. Las productoras ya no ven como una necesidad la de satisfacer a los seguidores que son los que mantienen a flote el negocio. Los miserables estos nos han puesto en segundo plano y han querido hacer uso libremente, a su antojo, de todo el misticismo y la mitología, si se le puede llamar así, de la saga galáctica. Las reglas establecidas por el genio George Lucas ya no son tenidas en cuenta como una obligación que cumplir. Y eso, NO TIENE PRECIO.
Llendo al grano, lo que han hecho con este nuevo episodio no tiene vergüenza y han destrozado todo el futuro que prometía para nosotros, previamente muy prometedor. Ya no solo es mala como obra cinematográfica, porque te lo puedes esperar en cualquier película palomitera. Pero esto es Star Wars, y no se simplifica en entretener y regalarte chistacos. Lo que hay dentro es lo esencial, y si no lo entiendes, no eres un verdadero amante de la guerra de las galaxias. Eso esencial, los personajes míticos y aquellos que podían haber llegado a ser, añadiendo al componente que lo une todo como es la fuerza, ha sido mutilado sin ninguna pena.
Desde que comenzó esta nueva andadura, los creadores han querido hacer lo que les ha apetecido con el poder místico de la fuerza. Cambiando reglas y haciendóla tópica. Ahora cualquiera es capaz de coger un sable láser e ir por la galaxia matando, y sin ningún entrenamiento anterior. Cuando éramos pequeños, veíamos el poder de los Jedi y Sith como algo mágico, que muy pocos personajes podían tener y solo poseído por elegidos del destino. Ahora, cualquier chatarrero de poca monta o el basurero intergaláctico, puede ser maestro si le levanta por la mañana y tiene ganas.
Se seguimos hablando del daño a la saga y no como película independiente, los personajes han salido muy mal parados. Muchos ya no tienen rumbo, que son apenas importantes (nuestros queridos Chewbacca, C3PO O R2D2) y ningúna manera por donde cogerlos. El director Rian Johnson, que ya desde ahora va mal encaminado en la nueva trilogía, no se ha ido con rodeos y ha perdido su tiempo en ir cerrando tramas interesantes para después quemarlas en una fogata. Sin entrar en spoilers, el pasado misterioso de Snoke o Rey ha sido simplificado en escenas como si fuera a catalogarlo de cosas intranscendentes. Ya, intranscendentes.
Lo que rodea a Leia ha perdido completamente el rumbo. Al terminar de ver la película, no entiendes la manera que van a tomar para solucionar su trama. Porque ya sabemos que la actriz murió y que han dicho en anteriores declaraciones que grabar escenas con ella mediante infografía es inviable. Entonces, si llega a desaparecer por la cara en el principio de IX, habrán hecho más daño, otra clavo ardiendo.
Luke Skywalker es en dos partes diferenciadas increíble y desastroso. Aunque está muy cambiado, le compramos desde el principio porque el cariño que le tenemos a él tiene todo el perdón. Tiene una trama encerrada, que a muchos hacía teorizar y temer un cambio drástico en el rumbo de la saga. Pero como todas nuestras esperanzas, acaban siendo aplastadas por un camión. Su pasado previo a su exilio no encuentra una explicación convincente con la utilización de los “flashbacks”. Aunque en el final, se podía haber arreglado todo esto con una escena épica que no voy a comentar para no estropear, pero de nuevo, lo bueno se desvanece. Lo que ocurre después hace que lo épico de lo anterior no sirva para nada.
Si hablamos de su valor fílmico, a la película no se la coge por ningún lado. Las cosas inverosímiles no se pueden excusar con un simple “es fantasía, que quieres”. Las cosas absurdas se arreglan con estupideces y así es constantemente en los 150 minutos largos, incluso aburridos, del film. Técnicamente ha descendido en la calidad visual que supo darle J.J Abrams, e incluso tiene momentos de fallos en el apartado del CGI, los cuales no están del todo pulidos. Si hubieran sumado la fotografía del 7 con las innovaciones de varios planetas y especies de este, las cosas hubieran sido mejores.
El desarrollo de las tramas es posiblemente lo peor de la película. Es increíble que las tramas de Pou y Finn (y la acoplada de la asiática), nos importen tan poco. Porque nos caían muy bien y lo siguen haciendo. Ellos siguen recordando a la buena onda de Han Solo pero con una personalidad propia. A pesar de eso, nuestros ojos están pendientes del planeta de Luke que para desgracia, poco cuentan. La búsqueda del equilibrio, el fin de los jedis; una trama apasionante que se queda en mitad y sin desarrollo al final de la película. Todo se reduce a quemar un árbol, literal.
Es en definitiva una decepción mayúscula, una falta de respeto para cualquier fan con cabeza y corazón. Rian Johnson y sus líderes supremos han jugado a divertirse de nuestros sentimientos. Con ello, les sale LO PEOR DE LA SAGA Y DE LO PEOR DEL AÑO 2017.
Yo ya he perdido la esperanza. La Primera Orden ha vencido.