CON FALDAS Y A LO LOCO: No pasa nada si no te gusta. Nadie es perfecto

Que complicado encontrar una comedia buena de verdad. Para un público medio, cualquiera se conforma con lo que hay ahora; película que entretienen pero sin poseer un sentido como estructura. Una comedia buena posee los elementos de un buen guión, además de su ritmo freneticamente divertido. Existen pocas realmente, ponte a pensar con la cabeza. Siempre estará como primera elección la película de Billy Wilder, es inevitable.

Ha sido durante largas décadas una incesante impresora, que imprimía copias para las productoras, cogiendo ideas originales que hicieron de ella como lo que es: un clásico y una obra de culto.


La premisa ya es disparatada con su originalidad. La construcción de sus diálogos, la estructura narrativa y su magnífica ambientación haría de ella un marco para hacer envidiar a los posteriores intentos fallidos.


Sus protagonistas, ante todo, son la esencia del filme. Sin el carisma ni la química desplegada en pantalla por Jack Lemmon, que porfin encuentra un equilibrio en su sobreactuación y Tony Curtis, el film no sería lo mismo. Daría lo mismo la cantidad de belleza que nuestra señorita Monroe tuviera. Más mujeres parecen los hombres, solo con imitar dos movimientos. Ese es el arte de la actuación: hacer creer que lo vees es creíble, olvidando lo imposible que sea. 

A la gente contemporánea puede parecerle un bodrio inverosímil en blanco y negro. Claro, al no tener referencias sexistas no es igual de divertida. Lo que hay que aguantar en estas fechas. 


Pero habría que hacer caso a Joe. E Brown: Nadie es perfecto. Aguantemos a esta sociedad. 

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