HALLOWEEN: Llamarla "clásico" es un pecado

Considerada una obra magna de un género puesta en una tumba ya por muchos cinéfilos como es el terror, una de las películas estrellas de John Carpenter explotaría la cabeza de los amantes al mal rato.

Se entiende el contexto de época. Allí en esos años, todo daba miedo, incluso un perro disfrazado de calavera. En la época actual es difícil sorprender con movimientos artísticos sin utilizar la repetida técnica del screamer. Se le rescata ideas que llenarían aún más si cabe a la fama máxima el sub-género del slasher. Quitando su icónico tema sonoro compuesto por Carpenter, la oscura fotografía y específicos momentos, el resultado se resume en una lamentable experiencia, debido a su guión, que es de comer aparte.


Casi vista como de serie B por las técnicas llevadas, guión con ideas absurdas y situaciones descontroladas sin cabeza alguna. Carpenter destruye sin querer su título de maestro por incompetente. No desprende nada de arte, su dirección es lineal y eso liga a la escasez de terror. Parece una teen-movie puestas en el calendario de los canales públicos para rellenar contenido. Los actores demuestran sus lamentables talentos actorales y enseñan la pobre escritura de personajes.


Si en su época daba miedo, después de varias décadas nada es lo mismo. ¿Ha envejecido mal, o es que nadie vio lo mala que era?.

Lo que más prometía era el asesino Jason, atrayente por su trasfondo y su vesturio, destacando su máscara. Carece de minutos y cuando aparece está en la sombra a ver si la estúpida esta le ve. Llegando el final, hace el favor de aparecer pero ya es lo suficientemente tarde para haber quitado la película pulsando el botón de OFF.


Despropósito absoluto como cine, llamarla película no resulta seguro, y más llamarla clásico. Si queréis hacer un especial para las fechas venideras, miraros algunas actuales como las de James Wan, que tienen mayor dignidad.

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