MATAR A UN RUISEÑOR: Un personaje para la historia

"Matar a un Ruiseñor" puede entenderse mal desde un principio, si no eres un cinéfilo muy experimentado. El enfoque que le dan te resulta el incorrecto. Teniendo una historia adulta, un juicio de un hombre de color en los 60, acusado de violación a una mujer blanca, debe moverse en el terreno donde pertenece y viven las personas mas maduras.


Pero ahí está el juego. Cuando los minutos pasan, tu pensamiento empieza a cambiar. Desde el principio, piensas que los niños viven fantasías infantiles jugando por el barrio sintiéndose ellos los protagonistas. Hasta que llegamos al juicio, en el segundo donde la acción pega un giro y demuestra lo que de verdad la escritora Harper Lee buscaba en su obra. Una reflexión de la vida sobre la madurez y el mal en el mundo, una crítica social a esos años turbulentos de crisis racial y crear un personaje que pasará a la historia del cine. Atticus Finch, Gregory Peck. 


La película tiene encanto, en como muestra las casas, el barrios y sus vecinos. Esa estética la acompaña una bella banda sonora y una fotografía impresionante, a pesar de ser en blanco y negro

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